Doers of the Word
Sunday, June 20, Father’s Day
The crumpled photo!
Philip Yancey tells the story that could be told by many with different names and photos. One time on a visit to his mother – who had been widowed years earlier, in the month of Philip’s first birthday – they spent the afternoon together looking through a box of old photos. A certain picture of him as an eight-month-old baby caught his eye. Tattered and bent, it looked too banged up to be worth keeping, so he asked her, why, with so many other better pictures of him at the same age, she had kept this one. Yancy writes, “My mother explained to me that she had kept the photo as a memento, because during my father’s illness it had been fastened to his iron lung.”
During the last four months of his life Yancey’s father lay on his back, completely paralyzed by polio at the age of twenty-four, encased from the neck down in a large cylindrical breathing unit. With his two young sone banned from the hospital due to the severity of his illness, he had asked his wife for the pictures of his and of their two boys. Because he was unable to move even his head, the photos had to be jammed between metal knobs so that they hung within view above him – the only thing he could see. The last four months of his life were spent looking at the faces he loved.
Philip Yancy writes, “I have often thought of that crumpled photo, for it is one of the few links connecting me to the stranger who was my father. Someone I have no memory of, no sensory knowledge of, spent all day, every day thinking of me, devoting himself to me, loving me. The emotions I felt when my mother showed me the crumpled photo were the same emotions I felt one February night in a College dorm room when I first believed in a God of love. Someone like my father is there, I realized. Someone is there every day thinking of me, loving me. It was a startling feeling of wild hope, a feeling so new and overwhelming that it seemed fully worth risking my life on. (Philip Yancey, “Disappointment with God,” 1988)
What connects you with your father? Happy Father’s Day!
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Hacedores de la Palabra
Domingo 20 de junio, Día del Padre
¡La foto arrugada!
Philip Yancey cuenta la historia que muchos podrían contar con diferentes nombres y fotografías. Una vez, durante una visita a su madre, que había enviudado años antes, en el mes del primer cumpleaños de Philip, pasaron la tarde juntos mirando una caja de fotos antiguas. Le llamó la atención una cierta imagen de él cuando era un bebé de ocho meses. Desgarrado y doblado, parecía demasiado estropeado para que valiera la pena conservarlo, así que le preguntó por qué, con tantas otras mejores fotografías de él a la misma edad, se había quedado con esta. Yancy escribe: “Mi madre me explicó que había guardado la foto como recuerdo, porque durante la enfermedad de mi padre se la había pegado a su pulmón de acero”.
Durante los últimos cuatro meses de su vida, el padre de Yancey yacía de espaldas, completamente paralizado por la poliomielitis a la edad de veinticuatro años, encerrado desde el cuello para abajo en una gran unidad de respiración cilíndrica. Con sus dos hijos pequeños excluidos del hospital debido a la gravedad de su enfermedad, le había pedido a su esposa las fotos de él y de sus dos hijos. Debido a que no podía mover ni siquiera la cabeza, las fotos tuvieron que colocarse entre perillas de metal para que colgaran a la vista sobre él, lo único que podía ver. Los últimos cuatro meses de su vida los pasó mirando las caras que amaba.
Philip Yancy escribe: “A menudo he pensado en esa foto arrugada, porque es uno de los pocos vínculos que me conectan con el extraño que era mi padre. Alguien de quien no tengo memoria, no tengo conocimiento sensorial, pasó todo el día, cada día pensando en mí, entregándose a mí, amándome. Las emociones que sentí cuando mi madre me mostró la foto arrugada fueron las mismas emociones que sentí una noche de febrero en un dormitorio de la universidad cuando creí por primera vez en un Dios de amor. Alguien como mi padre está allí, me di cuenta. Alguien está ahí todos los días pensando en mí, amándome. Era un sentimiento sorprendente de esperanza salvaje, un sentimiento tan nuevo y abrumador que parecía que valía la pena arriesgar mi vida. (Philip Yancey, “Decepción con Dios”, 1988)
¿Qué te conecta con tu padre? ¡Feliz Día del Padre!