Fr. Phil’s Doers of the Word
Psalm 95. “If today you hear his voice…”
Once there was a man who spent years walking the streets of his town, crying out that the anger of God was close, that it was madness to ignore the Word of God and not to repent. He cried out for restitution, peace, and justice, but no one listened to him. They thought that he was insane, a religious fanatic. Children pelted him with mud and stones, and adults taunted him. Eventually they just got used to him.
Finally, some good people came out of church one morning and approached him, saying: “Why do you keep preaching this message of doom, of judgment coming and repentance? No one is listening to you. No one is changing?”
The man stopped and looked hard at them. Then he answered: “I long stopped preaching to you. I now cry out so that I can hear what I need to do. Otherwise I shall be lost, for there is no voice that speaks for God. I keep at this lest I succumb to the madness of violence, selfishness, and routine.”
Are there voices speaking for God at this moment? Today the people are not coming out of church because they are not going in! The streets are quiet and bare, like the churches. For how long, Lord, how long? What are we saying and doing in the meantime?
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Salmo 95. “Si hoy escuchas su voz …”
Una vez hubo un hombre que pasó años caminando por las calles de su pueblo, gritando que la ira de Dios estaba cerca, que era una locura ignorar la Palabra de Dios y no arrepentirse. Clamó por restitución, paz y justicia, pero nadie lo escuchó. Pensaban que estaba loco, un fanático religioso. Los niños lo arrojaron con barro y piedras, y los adultos se burlaron de él. Finalmente, se acostumbraron a él.
Finalmente, una buena gente salió de la iglesia una mañana y se le acercó, diciéndole: “¿Por qué sigues predicando este mensaje de perdición, de juicio venidero y de arrepentimiento? Nadie te está escuchando. ¿Nadie está cambiando?
El hombre se detuvo y los miró fijamente. Luego respondió: “Hace mucho que dejé de predicarte. Ahora grito para poder escuchar lo que necesito hacer. De lo contrario, me perderé, porque no hay voz que hable por Dios. Sigo así para no sucumbir a la locura de la violencia, el egoísmo y la rutina “.
¿Hay voces que hablan por Dios en este momento? ¡Hoy la gente no sale de la iglesia porque no está entrando! Las calles son silenciosas y vacias, como las iglesias. ¿Por cuánto tiempo, Señor, por cuánto tiempo? ¿Qué estamos diciendo y haciendo mientras tanto?